No se ha constatado los inicios de asentamientos humanos en Chía, aunque, dados los hallazgos en localidades cercanas, podría datarse de una época anterior a la documentada. Esa primera referencia textual se inserta dentro de los primeros tiempos del Reino de Aragón, cuando Pedro I (1.099) era el soberano la villa de 'Gia' al cercano Monasterio de San Pedro de Tabernas. En testamento de Alfonso I deja constancia de que este área estaba habitada y su donación al mismo monasterio de San Pedro y al de San Victorián.
La historia de Chia está insertada en sus calles empedradas y en sus monumentos. Ermitas e iglesias describen el creciente desarrollo demográfico alrededor de los pastos ganaderos y al cultivo del cereal, abundante en esta zona hasta el pasado siglo XX.
La diáspora a tierras lejanas, a la ciudad o a la cercana Francia es otro de los signos que han marcado a los habitantes de Chia y queda reflejada en la arquitectura indiana, con aires africanos por la migración de los vecinos pirenaicos a Guinea Ecuatorial, como recoge la novela 'Palmeras en la nieve' de la escritora Luz Gabás.